“El que se humilla será enaltecido” (Lc 14, 1. 7-14)
En la Eucaristía, escuchamos hoy este relato evangélico, con Jesús a la mesa, hablando del Reino de Dios como un banquete, una mesa compartida. Nos habla de actitudes que construyen la comunidad y que nos van introduciendo en esa vida de Dios. Llama la atención la libertad de Jesús, ante un ambiente enrarecido: le invitan a comer (señal de aprecio, incluso de comunión) pero le están espiando; los invitados andan buscando primeros puestos… Él, en cambio, cura a un enfermo de hidropesía (Lc 14, 2-6. El pasaje se ha omitido), replanteando así el sábado. E interpela a su anfitrión y a los invitados. Esa libertad está en relación con la humildad, en la que Jesús es maestro y modelo (“ Por nosotros se rebajó, tomando la condición de siervo, y se humilló… hasta la muerte, y una muerte de cruz ”. Flp 2, 6-8). Y es también sanadora. Están aquí relacionados las palabras, los gestos de Jesús y su vida entera. Jesús nos llama la atención sobre esa actitud, tan frecuente, de buscar “prime...