“Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 27)

 

Celebramos hoy, en Madrid, a la Virgen de la Almudena, patrona de esta archidiócesis. Esta advocación y esta imagen de María nos ayudan a sentir a Dios cercano a nuestras raíces, a nuestra tierra.

En el Evangelio contemplamos a Jesús que nos entrega a María desde la Cruz. En el Evangelio de Juan, la Cruz está unida a la Resurrección. Jesús entrega la vida y vence a la muerte. La misma forma en que Juan cuenta el último momento de Jesús (“entregó el espíritu” (Jn 19,30) anuncia el momento en que, Resucitado, entregará el Espíritu Santo a los discípulos (Jn 20, 22), y enlaza con él.

Y en la Cruz, donde Jesús entrega su vida para que
nosotros tengamos Vida Nueva, nos entrega a su madre, para que ella nos ayude a cultivar esa Vida Nueva. Nos entrega como madre a la “llena de gracia”, para que ella nos enseñe a acoger la gracia de Dios, su Espíritu, y colaborar con Él. Para que así podamos crecer como hijos de Dios “hasta la medida de la plenitud de Cristo” (Efesios, 4, 13)

El Apocalipsis (Ap 21, 3-5) nos habla de la Morada de Dios con los hombres, y de la obra de Dios que lo hace todo nuevo, erradicando la muerte y la tristeza del mundo. María es morada de Dios con los hombres, porque su corazón, plenamente abierto a la voluntad de Dios y a su Palabra es morada del Espíritu, y porque ha llevado en su seno a Jesús.

Y María es así signo y modelo de la Iglesia, llamada a ser morada de Dios e instrumento de su obra renovadora. Estamos llamados, cada uno y como comunidad, a aprender de María ese guardar las palabras de Cristo “meditándolas en el corazón” (Lc 2,19), y ese abrirnos a la acción de su Espíritu, buscando la voluntad del Padre. Y así, dentro de la humildad de nuestras posibilidades, ir participando en la renovación de nuestro mundo, sembrando Vida y transmitiendo alegría.


Lecturas de hoy (www.archimadrid.org)

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