La Encarnación del Señor
[PADRE]
Ya ves, Hijo, que a tu esposa
y en lo que a ti se parece
contigo bien convenía;
pero difiere en la carne
que en tu simple ser no había
En los amores perfectos
esta ley se requería:
que se haga semejante
el amante a quien quería
(...)
[HIJO]
- el Hijo le respondía-
y la gloria que yo tengo
es tu voluntad ser mía,(...)
porque por esta manera
tu bondad más se vería;
veráse tu gran potencia,
justicia y sabiduría;
irélo a decir al mundo
y noticia le daría
de tu belleza v dulzura
y de tu soberanía.
Iré a buscar a mi esposa,
y sobre mí tomaría
sus fatigas y trabajos,
en que tanto padecía;
y porque ella vida tenga,
yo por ella moriría,
y sacándola del lago
a ti te la volvería.
PROSIGUE
Entonces llamó a un arcángel
que san Gabriel se decía,
y lo envió a una doncella
que se llamaba María,
de cuyo consentimiento
el misterio se hacía;
en la cual
y aunque tres hacen la obra,
en el uno se hacía;
y quedó el Verbo encarnado
en el vientre de María...
S. Juan de la Cruz. Romance sobre la Encarnación del Verbo
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