"Contigo hablo, niña, levántate" (Mc 5, 21-43)

 

El Evangelio, junto con el libro de la Sabiduría y el Salmo, nos hablan de vida y de fe. “Dios creó al hombre para la inmortalidad” (Sab 2,23) y Jesús vence a la muerte, nos levanta. Se nos invita a vivir personalmente esta verdad: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado… me hiciste revivir” (Salmo 29). Lee la Palabra, dejando que resuene en ti y te interpele esta invitación a la vida y la fe.

- Fe que es llamada al encuentro pleno. La hemorroísa se acercó a Jesús “por detrás” para conseguir (casi “hurtar”) la curación que necesita. Lleva 12 años sufriendo una enfermedad que no ha conseguido curar, que la vuelve impura según la Ley, y que la ha ido apartando de todos, porque todo lo que toca queda “contaminado”. Tal vez por eso no se atreve a llamar a Jesús o pedirle directamente, e intenta pasar desapercibida, a la vez que anhela el contacto con él, y la salvación.

(A veces también nosotros nos acercamos a Dios así, sólo para buscar el favor que necesitamos,. Tal vez no nos atrevemos, o no nos sentimos dignos, entre tanta gente, de tener una relación más personal con Dios).

Pero Jesús, por encima de la multitud, percibe y busca a la persona concreta. Quiere encontrarse con ella, cara a cara. Y entabla un diálogo “en verdad”. Un diálogo en que ella le confiesa todo, y Él la acoge (en el gesto de aquella mujer había mezcla de muchas cosas: deseo de encontrarse con Jesús, miedo… incluso el riesgo de contaminar a Jesús, al tocarlo. Jesús se “queda” con la fe). Y no sólo confirma su curación, y con ello la rehabilita socialmente: además la acompaña con la Paz y la salvación.

- Fe constante, que no desfallece. Cuando muere la hija de Jairo, cuando no se ha podido conseguir de Dios lo que se buscaba, la reacción general es de desaliento, de abandonar: “¿Para qué molestar más al maestro?”. Pero Jesús insta a seguir con Él, a mantener la confianza: “basta que tengas fe”. Una fe como la que pide cuando habla de la oración constante (Lc 11, 5-13 y Lc 18, 1-8, parábolas del amigo importuno y la viuda y el juez). Una fe que Jesús nos invita a alimentar, como a aquella niña. Los que siguen así con Jesús serán testigos de cómo abre camino a la vida. Y de sus palabras, que también nos invitan, a cada uno, a levantarnos.


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)

Comentarios

Entradas populares