"Sabed que él está cerca" (Mc 13, 24-32)
Estamos llegando al fin del año litúrgico, y las lecturas nos invitan a mirar la vida desde la perspectiva de lo último, lo definitivo. Para situarnos, para saber tomar opciones. El pasaje de Daniel (Dn 12, 1-3) y del Evangelio de hoy nos llegan como “a medio traducir”. Y es que se pueden traducir las palabras, pero para entenderlas bien, tendríamos que haber vivido en aquel medio oriente antiguo, en que dioses y emperadores se identificaban con los astros, cataclismos y guerras azotaban los pueblos, y ejércitos naciones encumbraban naciones y luego las derribaban hasta hacerlas desaparecer. En ese contexto nace el género literario apocalíptico. Con él Israel expresa una esperanza, una experiencia: Dios es más fuerte (“ el amor es más fuerte ” dijo Juan Pablo II). Y su pueblo prevalecerá, aunque parezca insignificante entre esos imperios dominadores, porque Dios no lo abandona. Dios tiene la última palabra, la que permanece cuando parecen tambalearse hasta los cimientos del mundo